CIDAC inició su trabajo en la localidad de Cotoca, con un grupo de 3 mujeres en el año 1983. La escasa demanda de la producción de arcilla tradicional llevaría a diseñar una producción renovada para asegurar la supervivencia del modelado del barro.
Partiendo de formas y modelos locales, se crearon diseños de vasijas escultóricas, aves, y mujeres con sus oficios tradicionales. Posteriormente, la asociación se lanzó a la tarea de recuperar la producción de vasijas tradicionales y escultóricas de gran formato y de compleja elaboración, así como a la experimentación con diversas técnicas de decorado. Paralelamente, se adquirió un centro de capacitación y un terreno del cual obtener la arcilla.
Artistas de la talla de Consuelo Saavedra, Premio Nacional de Escultura, y muy en especial Olga Ribera, entre otros, han contribuido al desarrollo de estas formas de expresión. Las piezas destacan el virtuosismo y la habilidad de las ceramistas, quienes utilizan la técnica de modelado precolombino; superponiendo chorizos o rollos de barro, sin recurrir al torno.
El proceso de realización de una escultura de 80 cm dura aproximadamente 60 días. La arcilla de Cotoca es de color rojizo y de gran plasticidad, por esta razón el levantamiento de la escultura es lento. Hecha la base, se levanta la escultura superponiendo chorizos de barro de 5 cm de grosor; habiendo delineado la forma, se adelgaza la vasija y se le da el aspecto definitivo con un trozo de tutuma por dentro y con la mano por fuera. Se deja descansar la pieza y se comienza a raspar y alisar por fuera, luego se bruñe para cerrar los poros de la arcilla y volverla impermeable. Se deja secar la pieza al sol antes de meterla al horno precalentado, tras tres o cuatro horas de quema se deja enfriar el horno toda la noche y al día siguiente se descarga.
Cotoca, es una localidad de población mestiza localizada a 20 km. de la ciudad de Santa Cruz. La alfarería cotoqueña es prehispánica, tras la colonia pasa a ser ocupación de los estratos sociales considerados más bajos y se incrementa la producción para atender a las demandas de la ciudad de Santa Cruz. Primero se hacen ollas, tinajas, fogones, candelabros y bacines; luego se introducen maceteros, alcancías y floreros. Las alfareras aportan significativamente a la economía familiar con la producción de cerámica, teniendo un peso notable en el movimiento económico del pueblo.